Seguro te ha ocurrido que en momentos adversos de la vida cuando te miras al espejo buscando las fuerzas para continuar, descubres con sorpresa que tu autoestima anda por el piso.
Y es que, justo ahí, cuando más necesitas de ella para levantarte en la adversidad, te das cuenta lo descuidada que la tuviste durante tantos años de vida.
Hoy te contaremos con qué se come eso de la autoestima, las claves para desarrollarla positivamente, ejercicios para cultivarla y su poder de influencia en el éxito personal.
¿Qué es la autoestima?
Palabras más, palabras menos, la autoestima es la percepción valorativa que tienes sobre ti mismo.
Es el conocimiento y reconocimiento de los rasgos positivos y negativos de tu carácter y conducta. El inventario propio de los recursos y limitaciones con que los que evalúas que cuentas para interpretar la vida en el día a día.
Autoestima, es tener fe en ti, confianza en tu capacidad de afrontar y sobreponerte a los desafíos, en tu derecho a ser feliz, merecedor de abastecer tus necesidades y disfrutar los frutos de tu esfuerzo, según palabras del psicoterapeuta canadiense Nathaniel Branden en “El poder de la autoestima” (1987)
El psicólogo Carlos Andrés Arango González precisa que mientras la autoestima es una condición sobre la emoción que siente el sujeto sobre sí mismo, el autoconcepto o autopercepción responde a lo que lo que cada quien piensa sobre sí mismo.
Está presente en todos los estadios del ciclo vital, desde la infancia hasta la vejez, y puede ser alta, baja o suficiente, pero existe siempre. Y cumple con las características como necesidad para la supervivencia, y es esencial para el desarrollo de la vida en sociedad.
Ningún ser humano se escapa de la autoestima, pues sentir sobre sí mismo y evaluarse resulta inevitable, acorde con José Vicente Bonet, director del Aula de Piscología del Centro Arrupe, en su libro “Sé amigo de ti mismo” (1997).
¿Autoestima alta es equivalente a sentirnos alegres?
Sobre la felicidad, Arango González, quien además es Director Ejecutivo de la Corporación Kairos -empresa líder en desarrollo de equipos y liderazgo transformacional de jóvenes-, alerta sobre el error que tiende a cometerse frecuentemente al confundir la autoestima alta con una sensación de alegría o plenitud constante.
Cuando en realidad la autoestima consiste en un proceso dinámico.
Aclara, que, aún en medio de la ira, el dolor o la desesperación, hay personas que logran experimentar la sensación del sentido de la vida, que es lo que entendemos por felicidad. Y es que, si bien todos quisiéramos estar felices – alegres todo el tiempo, esto no es más que una utopía pues, incluso estar alegres estáticamente se constituye como una enfermedad mejor conocida como manía.
¿Por qué se baja la autoestima?
Es frecuente escuchar en los grupos de amigos reclamos de este tipo: “¿cómo puedes estar con una persona que te trata así?, ¡eso sí que es tener muy poco amor propio!”.
Y es que, si bien no todos somos expertos el constructo psicológico conocido como autoestima, sí que todos los seres humanos hemos experimentado en carne propia la vivencia psíquica de autopercibirnos, de sentirnos, de valorarnos.
El psicólogo Carlos Andrés Arango explica que cuando la persona empieza a tener una imagen desgastada de sí misma, si bien presenta unas condiciones comparativas de verse a sí mismo frente a los otros y sentirse en desventaja, lo que experimenta en el fondo es una dificultad para percibirse como un sujeto particular.
¿Cómo ha sido abordada esta pregunta por la psicología?
Distintas ramas de la psicología han intentado explicar la razón de ser del poco amor propio.
El psicoterapeuta Branden rememora que Sigmund Froid, por ejemplo, sugirió que éste se explicaba porque desde pequeños los humanos descubren que no pueden tener relaciones sexuales ni con el papá ni con la mamá, lo que conduce a un sentimiento perpetuo de impotencia.
Mientras que el psicólogo Alfred Adler, la intentó explicar por el sentimiento de inferioridad que surge de encontrarse en desventaja física en la infancia ante los adultos como padres o hermanos, que se muestran como más grandes y con más fuerza.
Ambas caras, proponen una versión del amor propio basado exclusivamente en la comparación con el afuera, que dista de las definiciones de autoestima que se comenzaron a cristalizar en el mundo a partir de los años 80, cuando el término ganó reconocimiento científico en el mundo como aquello que yo siento y pienso sobre mí mismo, concluye Branden.
Para José Vicente Bonet, una persona con baja autoestima carece de 7 Aes fundamentales para tener una autovaloración positiva, presentes en una persona que es amiga de sí misma y que presente mayores probabilidades de saberse feliz:
Aprecio
De todo lo positivo que pueda haber en uno mismo de manera manifiesta –talentos, habilidades, fortalezas, cualidades físicas y mentales, etc.- y la certeza de poder desarrollarlo hasta llevarlo a su máxima expresión.
Aceptación
De lo que es real en cada quien, inclusive las limitaciones, los miedos, la desconfianza y las dificultades sobre las que necesita trabajar con las fortalezas que lo componen.
Afecto
Que hace referencia a una actitud cariñosa y comprensiva hacia uno mismo, estar en paz y no en guerra con lo que se es, inclusive si lo que autopercibe no complace en un 100%. Afecto como el de un padre que mira con ternura a su propio hijo, como diría el periodista español José Luis Martín Descalzo.
Atención
Y detalle a las necesidades reales físicas y psíquicas que experimenta en su día a día. Es el acto de elegir la protección de la seguridad física, el placer sobre el sufrimiento, la vida a la muerte, entre otras.
Afirmación
De ser un ser humano irrepetible en el universo y valioso para el curso del mundo. De estar inmerso en una relación constante y recíproca con los demás. Reconocer la existencia de un otro sin cuya existencia uno no sería uno mismo.
¿Cómo identificar una autoestima baja?
En palabras de Arango González una autoestima está baja cuando la persona no se siente reconciliada consigo misma y está en desequilibrio con los elementos mínimos para que su percepción sobre sí misma sea valiosa, que es cuando surge la sensación de desventaja.
Explica que el ser humano logra desarrollarse a partir de su aceptación sobre lo que es la vida, donde el elemento emocional es preponderante pues se constituye como el tablero de control de nuestra vida cotidiana, y es imperativo aprender a sentir cada emoción.
El psicólogo Carlos Andrés afirma que es posible identificar baja autoestima cuando se presentan aquellas emociones que usualmente son más difíciles de aceptar o sentir como el miedo, la rabia o la tristeza.
Y es que, autoestima baja no es solo tristeza, sino que hay personas – especialmente hombres-, que expresan una rabia permanente con el mundo fruto de su insatisfacción con lo que ellos son.
Además, precisa que no se trata de evitar la tristeza o la rabia con dosis de autoestima. Sino de comprender que ninguna emoción indeseada es mala, sino que es posible vivir momentos de tristeza o enojo y no por eso quiere decir que la autoestima está averiada.
¿Para qué sirve tener una autoestima positiva?
Es una herramienta indispensable para adaptarnos a un mundo que cambia vertiginosamente, cada vez más complejo y desafiante. La autoestima no es solo una necesidad psicológica sino también económica, y cuanto más alta sea mejor equipados estaremos para afrontarlas.
Nathaniel Branden enuncia dos motivos contundentes por los cuales en un sentido profesional, emocional, espiritual y creativo es conveniente tener una autoestima suficiente y alta.
Elegir inteligentemente:
En un mundo con posibilidades ilimitadas, urge la autonomía para decidir. Y es que, en medio de acelerados cambios globales, la habilidad para gestionar nuestros recursos interiores para ponderar opciones y tomar la mejor elección, demanda de más y mejor autoestima.
Las elecciones inteligentes implican confianza en la capacidad y eficacia de nuestra mente para pensar, comprender y aprender, en situaciones de desafío. Y a mayor confianza en nosotros, mayor capacidad de tener éxito en lo que emprendamos. A mayor desconfianza, mayor probabilidad de fracasar.
Rodearse de personas con la misma calidad de autoestima:
El psicoterapeuta Branden explica que por un principio de las relaciones humanas hay una tendencia a sentirnos más cómodos con personas cuyo nivel de autoestima sea similar al nuestro.
Así, cuanto más alta es la autoestima más inclinada está la persona a tratar a los demás como quisiera ser tratado a sí mismo: con respecto, amabilidad, justicia, bondad, etc.
¿La autoestima lo es todo?
No. El psicólogo Carlos Andrés Arango González asegura que le damos demasiado crédito a tener el tema de la autoestima alta o baja como un indicador final en las consultas, cuando en realidad la autoestima es un proceso dinámico. Y, si bien en ocasiones nos sentimos plenos, en otras tendremos rabia con nosotros mismos.
Y es que, si bien la autoestima es uno de los elementos que fortalecen la estructura de personalidad, en una panorámica más amplia el ejercicio debería consistir en fortalecer el desarrollo humano desde la misma educación formal.
Para Arango González, éste permite estructurar la condición emocional del sujeto y la constitución de elementos sobre a la percepción de sí mismo como sus habilidades, comportamientos, talentos y roles sociales.
Se trata de reconciliarse con la historia familiar, con lo sentido y vivido, definir un proyecto de vida, el foco de las acciones propias y así consolidar poco a poco una personalidad, donde, la autoestima es solo un componente.
Desarrollo humano, en palabras de Carlos Andrés, tiene que ver con la capacidad de interacción, mientras que “nuestro sistema educativo está lejos de eso, porque forma a la gente para la acción, para que el sujeto sea productivo ante la sociedad y no para que sea feliz o se realice”.