¿Sabías que incluso para enfadarnos, tenemos la posibilidad de hacerlo con la persona adecuada, en el momento exacto, con el propósito preciso, del modo correcto y en el grado indicado?
Justamente, este desafío aristotélico es, palabras más palabras menos, lo que el psicólogo Daniel Goleman describe como inteligencia emocional.
Ciertamente, es frecuente escuchar a nuestros amigos, familiares y a nosotros mismos, decir que estallamos o perdimos el control sobre una situación. Y es que, es un hecho, que el analfabetismo emocional resulta más común de lo que se cree.
Las emociones, como cualquier músculo del cuerpo humano, necesitan entrenarse. Y el único prerrequisito para hacerlo, es estar vivos. ¿Quieres conocer las claves para desarrollar la inteligencia emocional?, ¿qué son las emociones?, ¿dónde nacen?, ¿cómo canalizarlas?
Aquí te contamos cómo.
¿Qué es la inteligencia emocional?
Tal como lo indica el nombre, este término significa dotar de inteligencia a la emoción. Es el método, personal e intransferible, por el que cada persona equilibra esa mente racional, reflexiva y capaz de ponderar, con los impulsos del rostro emocional del cerebro, mucho más influyente sobre el actuar cotidiano.
Ya desde Charles Darwin se habló de la relevancia de la expresión emocional para el éxito adaptativo de la especie humana y su supervivencia.
Un poco de historia
Autores como Robert Thorndike con su inteligencia social (1920), David Wechsler quien se refirió a los factores no intelectivos (1940), como aquellos elementos afectivos, personales y sociales, Howard Gardner, con la teoría de las inteligencias múltiples (1983) o Peter Salovey y John Mayer quienes acuñaron en 1990 el término, ya dejaban entrever, no solo la importancia, sino la necesidad de la inteligencia emocional.
Pero, no fue sino hasta 1995, con el libro de Goleman sobre la inteligencia emocional, en que la popularidad del término alcanzó el culmen.
Ahora bien, sin duda, el factor denominador a todos estos autores, es uno: que el coeficiente intelectual no explica completamente la capacidad cognitiva de los seres humanos.
¿En qué ámbitos se manifiesta la inteligencia emocional, según Daniel Goleman?
Control sobre las emociones
Permite regular el estado anímico, controlar los impulsos dañinos y recuperarse rápidamente después sentir un disgusto, es decir, sobrellevar apropiadamente las sensaciones
Automotivación
Posibilita perseverar en la consecución de un objetivo, a pesar de las altas posibilidades de frustración
Empatía
Es la capacidad para conectar con las emociones de otras personas y de establecer vínculos de confianza con los demás
Autoconocimiento
Consiste en tener consciencia de las emociones propias y desarrollar la capacidad de ponderar entre ellas, para tomar una decisión acertada
Relaciones interpersonales
Incluye una serie de habilidades propias de la competencia social, como la comunicación efectiva.
Antes de dar paso a las herramientas para desarrollar la inteligencia emocional, resulta esencial entender qué son las emociones, cómo se manifiestan y dónde se localizan.
¿Qué son las emociones?
Todos las experimentamos diariamente, pero ¿sabrías definirlas?, ¿podrías definir con precisión qué sensación te recorre el cuerpo cuando estás feliz, asustado, enojado o triste? Hacerlo, representa el lado A del camino hacia una inteligencia emocional efectiva.
La emoción es, literalmente, el motor de la vida. Lo que Sócrates, Platón o Aristóteles definían en el siglo V antes de Cristo, como esa modificación súbita del espíritu.
¿Cuáles son las emociones universales?
A pesar de las diferencias culturales entre Oriente y Occidente, los expertos coinciden en identificar seis familias de emociones primarias de las cuales se desprenden todas las demás. Daniel Goleman, recoge los colores primarios de las emociones de la siguiente forma:
Miedo
Sirve para apartarse de una amenaza potencial, y ser cautos
Aversión
Mejor conocida como asco. Es la sensación de disgusto que nos lleva a apartar eso que nos lo genera
Tristeza
Consiste en asimilar la pérdida de algo que generaba satisfacción. Evidencia la necesidad de pedir ayuda para iniciar un proceso de reintegración personal y social
Ira
Surge ante el choque de lo que esperábamos que pasara VS lo que realmente ocurrió. En buenas manos, sirve para solucionar problemas
Alegría
Es la satisfacción, bienestar, seguridad o confort con una sensación y el impulso a repetir aquella secuencia que lo produjo
Sorpresa
Cumple una función orientadora ante aquello que se presenta como nuevo
Sin duda, las emociones tienen un alto componente físico, son cambiantes y se nutren de paradigmas culturales que moldean la interpretación de las distintas sensaciones, en la medida que crece la persona.
Entender el proceso por el cual se forman resulta esencial para el desarrollo de la inteligencia emocional, necesaria para saber cómo canalizarlas.
¿Cómo se forma una emoción?
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Sensación
Es la advertencia por un estímulo externo de que se aproxima un cambio, que se graba en el cuerpo. Por ejemplo: el momento previo a entrar a un sauna, cuando se abre la puerta y se siente el calor o se ve el vapor
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Interpretación
Una persona podría interpretar así la anterior sensación: “si entro al sauna me voy a ahogar, el cuerpo se me va a deshidratar, lo que me llevará a desmayarme y eventualmente, a morirme si nadie me encuentra antes de que deje de respirar”
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Emoción
Es el estado anímico en el que desembocan las sensaciones. En el ejemplo del sauna, podría ser miedo
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Síntoma
Sudoración de las manos, respiración agitada, aumento de palpitaciones.
¿Para qué sirve la inteligencia emocional?
El coeficiente intelectual cada vez más se queda corto para determinar el éxito o no de un individuo en la vida real.
De hecho, según resultados de la investigación sobre inteligencia emocional adelantada por The Consortium for Research on Emotional Intelligence in Organizations (2012), tan solo un 23% del éxito en la vida depende de las capacidades intelectuales y un 77% del conjunto de aptitudes emocionales.
Así, cuando en 1998 The Harvard Business Review publicó un artículo sobre el tema, fue tal el impacto, que generó el porcentaje de lectores más alto desde 1958 hasta el año 2000. Por lo que el director ejecutivo de Johnson y Johnson, hizo llegar una copia del mismo a sus mejores 400 ejecutivos a nivel global.
Ejemplos
El doctor en psicología, Cary Cherniss, en su artículo “Emotional Intelligence: What it is and Why it Matters” (2000), aporta una serie de ejemplos que permiten comprender mejor la importancia de la inteligencia emocional en la actualidad. Veamos.
Optimismo aprendido
Este concepto, desarrollado por Martin Seligman, se refiere a las atribuciones que realizan las personas respecto a una situación de fracaso o tropiezo.
En su estudio, Seligman y sus colegas, descubrieron que los nuevos agentes de venta que puntuaron alto en optimismo, vendieron un 37% más seguros en sus dos primeros años de trabajo, que lo alcanzado por los vendedores pesimistas antiguos.
E incluso, hicieron un 27% más transacciones que un vendedor promedio.
Posteriormente, cuando Seligman estudió a 500 primíparos de la Universidad de Pensilvania, concluyó que los resultados de las pruebas de optimismo predecían mejor las calificaciones finales del primer año, que las calificaciones del colegio o del examen de admisión a la universidad SAT.
Saber cómo y cuándo expresar las emociones
En 1998 Sigdal Barsade, demostró que los grupos alegres distribuían el dinero de manera más justa y próspera para una organización, que sus antagónicos.
¿Cómo? Para ello, eligió a varios grupos de voluntarios en la Universidad de Yale, quienes debían jugar el rol de gerentes encargados de asignar bonos a sus empleados.
El elemento de control fue un actor impostor, que debía proyectar emociones de alegría en unos grupos y de irritación en otros.
El resultado, fue la comprobación del nivel de influencia de las emociones impregnadas por el actor en las decisiones del grupo. De forma que allí, donde hubo emociones positivas, se mejoró la cooperación y la sensación de equidad.
Empatía
Bruce K. Pilling y Sevo Eroglu comprobaron en 1994, que los compradores de prendas de vestir valoraban a principalmente a los vendedores por su capacidad empática.
Es decir, preferían representantes de ventas con buena escucha y capaces de entender bien sus necesidades, preocupaciones, gustos y sentimientos de compra.
Técnicas fáciles y simples para desarrollar la inteligencia emocional
Hitos de mi vida
- En una hoja anota el día, el año y la hora en que vas a iniciar el ejercicio
- Ponte cómodo en aquel lugar que te inspire más tranquilidad
- Enlista aquellos hitos de tu vida en el orden que los recuerdas, aquellos que tienen un fuerte significado para tu hoy. Sé espontáneo
- Ahora, dales un orden cronológico a los momentos desglosados
- Inténtalo de nuevo, y haz otra lista, luego otra, y así, todas las que se te ocurran. Elige, entre todas las opciones, la que más te satisfaga.
- Repasa la lista en voz alta y anota las emociones que te suscitan tantos recuerdos
La escritura emocional
Consiste en una escribir de forma espontánea lo que sientes en varios momentos del día. Lo importante, es precisar la fecha y hora en que hiciste las anotaciones, para, al final de la semana, analizar el diario en su conjunto.
Identifica en qué momentos empleaste expresiones que denotan ausencia de inteligencia emocional como: “es que uno no puede emprender porque es muy difícil” o “es que no le dije nada porque uno es muy penoso”.
Después, desglosa las frases y detecta formas típicas para despersonalizar las responsabilidades, como el uso del “uno”. ¿Son todos, es un uno genérico o eres tú?
La escritura espontánea permite analizar con más detalle y calma las manifestaciones de la emoción, mejorar las herramientas para ponderar decisiones y elegir de manera consciente los pasos presentes para un futuro deseable, aprendiendo del pasado.
Respiración controlada
Tal como lo indican Eduard Vieta, Francesc Colom y Anabel Martínez-Ará en su libro, “La enfermedad de las emociones: el trastorno bipolar” (2004), con diez minutos diarios de respiración controlada se pueden reducir progresivamente los niveles de estrés y ansiedad.
- Lo primero, es elegir aquella postura que consideres más cómoda
- Ubica una mano sobre el ombligo y la otra sobre el pecho, para sentir como entra y sale el aire de tu cuerpo
- Cuenta hasta tres mientras inspiras, inflando la barriga (haz conciencia de tu postura para no mover ni pecho ni hombros)
- Ahora, expira lento contando de cuatro a seis, mientras imaginas una palabra o imagen tranquilizadora
- Finalmente, date un espacio de dos segundos antes de volver a empezar