La brujería ha sido un tema que ha dado de qué hablar por miles de años en diferentes sociedades, pues la magia es algo que parece estar ligado a los seres humanos.
En Colombia son innumerables las historias que hablan sobre brujas, duendes, espantos y demás personajes que para muchos solo hacen parte de la ficción.
Sin embargo, para otras personas, dichos personajes hacen parte de la realidad, pues dicen haberlos presenciado.
Verdaderas o falsas, lo cierto es que estas historias hacen parte de nuestra idiosincrasia.
Y la verdad es que hay historias ancestrales que nos ponen los pelos de punta.
Ese es el caso de lo ocurrido en el poblado de La Jagua, en el Huila.
La Jagua es una población ubicada en el corazón de Colombia, en el departamento del Huila.
Tiene alrededor de 400 años de existencia y es tal vez el poblado más antiguo del departamento y uno de los más viejos en el país.
Sus 400 años de existencia lo hacen un lugar donde pululan las historias.
Una bruja aterrorizaba a los pobladores de La Jagua
Tal parece que este poblado colombiano, hubo hace más de un siglo una bruja voladora que atemorizaba a miles de hombres en la región.
Cuenta la historia que los hombres en aquella época, de la nada resultaban con moretones por todo el cuerpo.
Y todo parecía indicar que había una bruja que vivía entre los pobladores de La Jagua.
La bruja perturbaba a los hombres haciéndoles maldades por las noches.
Con el tiempo, lograron identificar a la bruja. La capturaron e hicieron su imagen pública en la plaza principal.
Luego la quemarían viva en la plaza principal del poblado huilense.
Así lo indicó Arturo Rojas, un habitante de La Jagua para la revista Semana.
Luego de quemar a la bruja, el pueblo se convertiría en un lugar reconocido por la realización de actividades místicas.
De manera que sus mujeres tomarían fama en el departamento como echiceras.
Hoy quedan muy pocas brujas
En nuestros días muy pocas brujas quedan en el poblado de La Jagua.
De manera que se podría afirmar que de su fama solo queda la leyenda.
«Ya solo quedan dos brujas. En mi casa vive una de ellas, Inés, una abuelita de 85 años que leía el cigarrillo. Lo malo es que está muy enferma, casi desahucida, y por eso ya no practica ese deporte. La otra se llama Rosana, toid el pueblo la conoce. Vive en el barrio nuevo. Dicen que es muy efectiva».
Dijo un vendedor de raspados de la región para el citado medio.
Historias como las que se pueden encontrar en La Jagua hay por montones en el país.
Brujas, duendes y demás criaturas místicas dicen haber visto.
Lo cierto del caso es que no hay que creer en las brujas, pero de que las hay, las hay.