Cada vez son más los influencers que se atreven a dejar atrás su zona de confort y apostar por un tipo de contenido en el que los ciudadanos, las calles, los experimentos sociales y la solidaridad son protagonistas indiscutibles.
Por ejemplo, Juliana Seligmann, que es una joven tiktoker que ha cautivado a más de un millón y medio de suscriptores en Tik Tok por sus videos divertidos y creativos, no se quedó atrás.
Como lo ha hecho en otras ocasiones, Juliana causó sensación en las redes sociales por un experimento social que, hasta ahora, ha encendido la admiración de muchos internautas, que no solo la elogian por su hermosura, sino también por su humildad y simpatía.
Con unas muletas, un carrito lleno de duraznos y una actitud resolutiva, la joven tiktoker se lanzó a la aventura de imitar a un vendedor ambulante y ayudarle a vender su producto.
La estrella popular se ve con un vendaje en la rodilla y con un par de muletas, gritando: «Duraznos, los duraznos están a la orden». Así, trata de llamar la atención de los autos que circulan por la carretera.
La tiktoker no es invisible para los conductores, cada uno se enamora de ella y paga 20 mil pesos colombianos por un paquete que contiene seis duraznos.
Seligmann le pregunta a un conductor que ha parado para comprarle un duraznito. El conductor le responde que le dé un piquito. Entonces, la influenciadora le da un beso en la mejilla.
Seligmann le da el dinero a su «vendedor ambulante» y le demuestra su afecto y orgullo. «Lo admiro mucho», dice Seligmann, mientras le da un abrazo.
La noble acción no pasó desapercibida a los internautas, quienes dijeron: «Con su apariencia, esta mujer podría ser famosa; pero utiliza su belleza para ayudar a los demás, es adorable». Otros expresaron: «Podía vender rápido, porque es hermosa, pero la gente no actúa así con los vendedores». Algunos se sintieron inspirados y otros la respetaron.