El amor tiene la facultad de cambiar, romper y mover cualquier obstáculo en la vida de los seres humanos y para el caso del futbolista uruguayo Luis Suárez no fue la excepción, pues hizo hasta lo impensable por estar al lado de la mujer a la que ha amado y para cuya unión no existieron barreras. Una historia de amor como de Disney.
El atacante del seleccionado uruguayo y Sofía Balbi, su actual esposa, tienen una historia de amor bastante particular que obligó al futbolista a triunfar a toda costa para tener a su gran amor, no porque Sofía fuera una mujer exigente, sino por la difícil situación económica que sus familias atravesaban y kilómetros de océano que los separaban.
Suárez conoció a su esposa desde que tenía 15 años, cuando jugaba para las divisiones menores de Nacional de Uruguay y a la vez barría calles y cuidaba carros para aportar algo de dinero a su casa, que atravesaba una difícil situación económica.
Sus padres se habían divorciado y su madre tenía una carga bastante pesada para sostener el hogar. Y el problema se agravaba con la difícil situación económica que atravesaba Uruguay para entonces.
En una de las casualidades más lindas en la vida del jugador, la vida le compensó el esfuerzo que hacía por su familia y le regaló la oportunidad de conocer a Sofía, quien apenas era una niña de 13 años.
“Ella no es la que me guio el camino, sino la que me ayudó a corregirme, a darme cuenta quiénes eran mis amigos y quiénes no” narró el futbolista para el fallecido periodista argentino Topo López.
Sofía había flechado el corazón de Luis y lo único que su cabeza pensaba era cómo poder conquistar a esa bella rubia por la que su pulso se aceleraba. Pensó en hacerle un regalo para hacerle saber que la quería, pero contaba con el infortunio de una difícil situación económica.
En su espíritu incansable, el delantero se dijo a sí mismo “tengo que hacer el esfuerzo por amor”. Hacia el año 2003, cuando él tenía 16 años, tuvo que despedirse de Sofía con un poco de frialdad, pues esta se iba para Barcelona con su familia para mirar nuevos horizontes.
Fue entonces cuando Suárez abandonó el fútbol por segunda vez, ya lo había hecho a causa de la depresión que le causaba la difícil situación económica en su hogar. En ese momento apareció un personaje crucial para su vida, quien con nueve palabras lo hizo reflexionar.
Ese fue Ricardo ‘Murmullo’ Perdomo, su entrenador y quien le puso freno a su inmadurez para abordar su propia vida.
“O centras tu vida o te vas de aquí” le dijo Perdomo Suárez.
Esas nueve palabras hicieron de Suárez uno de los mejores 9 del fútbol mundial. Eso y el gran amor que sentía por Sofía, a quien le había prometido que se convertiría en uno de los mejores jugadores y así poderse reencontrar con ella.
Suárez le prometió a Sofía que un día jugaría en Europa y se casarían y formarían una bella familia, con hijos, y que ganaría tanto dinero que la economía no sería un problema.
Así logró subir a la primera división de Nacional de Uruguay, donde anotó 12 goles en 34 partidos. Su talento se incrementaba con cada partido y con 19 años cautivó el paladar futbolístico del Groningen de Holanda, equipo que le dio el boleto para llegar a Europa y estar a un paso de su amor.
Aun estando en el viejo continente, el hecho de viajar a Barcelona no era fácil para Suárez, pero llegó su oportunidad y una vez en Barcelona le pidió a los padres de Sofía que la dejasen irse a vivir con él, dado que ella dominaba el inglés y él no.
“Ella, aunque la gente no lo pueda creer, con 16 años y yo con 19 recién cumplidos se fue a vivir conmigo a Holanda, a un país que no conocíamos. Hicimos muchas cosas y hoy en día las estamos valorando muchísimo, las disfrutamos y tenemos la familia que siempre quisimos tener”. Recordó el delantero en la entrevista.
El gran desempeño de Lucho lo llevó al Ajax de Holanda, donde siendo apenas un joven ya era el capitán del equipo. Para marzo de 2009 la pareja se casó y un año después nacería su primera hija, Delfina, el fruto de su gran amor y su razón para pasar cualquier obstáculo.
Hoy, esta linda pareja ya cuenta con dos hijos, Delfina de 8 y Benjamín de 5, dos pequeños que son el resultado de un gran amor.
Finalmente solo queda decir que Luis y Sofía son el ejemplo perfecto de que aunque muchos no lo crean, el amor existe y es lindo y que solo se requiere querer de verdad, de corazón y sin condiciones, dar lo mejor de sí y creer en lo que hay en nuestros corazones para lograr alcanzar aquello que nuestras almas pregonan.